Tras los lamentables atentados en París, mas todo lo que está pasando en México, en Siria, en muchos lugares del mundo, hay que recordar más que nunca que el egoismo y el fanatismo son la causa de estos males. Y eso sin importar de dónde venga. Hay quien dice que recemos por París, pero otros se indignan porque son ateos, y piden que mueran las religiones. Hay quien se indigna porque no se reza por lo que pasa en Guerrero, o en Nigeria. Yo creo que toda vida humana es valiosa y toda muerte tiene tristeza detrás. Rezaré por París, pero también por Guerrero, Siria, etc., y respetaré a mis amigos ateos que no lo hagan. Espero lo mismo de ellos. Ayudaré a que el mundo sea un poco mejor, siendo tolerante, promoviendo el respeto por lo diferente. No dejemos que el fanatismo gane, en ninguna de sus vertientes: fanatismo religioso, fanatismo de ideologías políticas, fanatismo de avaricia desmedida. ¡Pos estos!